Otra tristeza a la que me enfrento solo,
el anciano árbol hace mucho que no me da
un abrazo.
La última vez que nos cruzamos,
me dijo:
ya está grandecito para hacerse
cargo de sus soledades.
camine desnudo y aprenda
a llorar y volar solito
-el hombre no es un lobo-, le respondí.
¿me consolaras tan solo en sueños,
acaso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario