Enciendenos amor
adensa nuestras cosmovisiones
y fulminanos con la caricia luciente
si nos amamos (obsesionadamente)
el uno al otro, y hasta las nubes
nos miran. Y los ecos de los sueños
mas terribles, se esfuman, es el
florecimiento alguno. Alguno hay,
en cualquier lugar convirtiendo
de cualquier modo, un nosotros
sin aliento y se sorprende,
de pe a pa querida
pues nadie sabe a que huele la Luna.
Salvo querida, mi cuerpo cuando esta
con tu cuerpo. Se nos revuelven
los músculos y los nervios, besando.
Aquí y Allá, Así y Asá.
Sobre la carne estremecida.
y ahora, llevo tu perfume en mi barba
y no lo dejo, para que dondequiera que
me encuentre pueda sentir
el perfume de la Luna.
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