Los recuerdos se deslizan
por mi sien, me abrazan
penetran en visiones,
se esparcen en mi ser,
hasta llegar al centro
de lo imaginable.
El barro, las venas
se apresuran en mi interior
y cualquier astilla
lastima la furia de mis leones.
Emprendo vuelo
si diviso una cornada
y me recuesto entre sabanas
empolvadas y sudorosas
cuando la piel florece.
¿estaré quebrado o acaso
el divague me inflo el pecho
hasta estallar en aurora y sangría?
los apuntes y libros
que se congregan,
me llenan los pulmones
con perfume de muerto,
el cacareo me deforma
la reflexión,
y me vuelve, árido.
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