lunes, 31 de octubre de 2011

paisaje satinado



Han pasado delante de mis ojos visiones andrajosas entre restos de locuras, histeria e historia.
Como ver las grandes mentes de esta tierra llorando en ebriedad, riendo en humo y discutiendo en ácido.
Dosis de animosidad requieren mis párpados para seguir hurgando debajo de aquella flameante bandera sin derecho a cansarse.
atravesando la senda de los buenos y los malos vinos, purgando emociones ríspidas, atrapados en prisiones académicas con climas de bajas temperaturas capaces de hacer olvidar el calor de la palabra.
Profesores platónicos atragantados con bolas de pelos púbicos y tropas de alumnos budistas, vegetarianos, ojerosos, miserables haciendo explotar montañas de afilados apuntes.
Biblioteca: Silencio, grito, silencio, ausencia.
fiestas dionisiacas, estrógenos sedientos y testosteronas hambrientas. merca desparramada por el piano.
Intelectuales irreverentes comedores de uñas, dilatando problemáticas propias del aliento a vida, vida repleta de viajes en bondi, largas filas, tramites y polenta para el perro.
El largo manto de la noche, abrigando alucinógenos, tragos de birra fría, conchas hispanohablantes y mamadas infinitas. alcohlescentes tocando guitarras junto a maniquís obscenos. Mugrientos vendedores de poesía goliarda en el subte del averno rescatan a un muchacho que estaba cortándose las venas con libros de epistemología sociológica.
Lágrimas en memoria de los poetas proscritos, perseguidos y fusilados.
Una pareja de abuelos jubilados arrugados y adormecidos, encadenados a los bancos de las plazas, contemplan el sonido del crujido que producen los cerebros cuando defecan.
un grupo de niños con las patas en la fuente, tocándose a la sombra del monumento a la literatura rígida y asexuada, que luego fueron a bailar ritmos despóticos sobre glúteos espaciales, donde bebieron waska de pitufo metrosexual hasta extasiarse.
A cuatro cuadras de ahí, un policía le puso un tiro en la garganta a un sedicioso que oso prender un cigarrillo en un lugar cerrado.
A dos puertas de aquel lugar, un desvelado impresentable muere estudiando el cosmos a traves de Heráclito, Nietzsche y Jim Morrison.
ataques de pánico, temblor en los hombros, perdida del enfoque, manías justificatorias.
Otro flash informativo acribillando la ciudad, periodistas bicéfalos mitificando agendas impuntuales. Gritos de venganza contra pederastas insaciables, llantos agónicos, inflación testicular, mas seguridad y menos adrenalina.
Un escritor fracasado paseando por la avenida, mirando cuerpos posando y desfilando, sin estilo, sin gracia, sin poesía. Hasta que de repente, alcanza una suerte de iluminación de la mente contemplando los pechos de una hembra latinoamericana, que con una sola de sus tetas podría financiar todas las pajas de una escuela primaria.
Irrupción, la calle choca contra una manifestación donde sectarios instruidos en el pensamiento satánico devoran choripanes de carne humana protestando contra el orden narcótico que impone la fiesta de la soja.
Feministas repartiendo panfletos trotskistas escritos con menstruación y pequeños restos de fetos abortados al 4to mes, acompañadas de Travestis que mastican pitos como si fueran chicles.
Frecuencias oníricas que se mezclan con las conversaciones de unos remiseros aburridos, y por eso nadie puede interpretar sus sueños.
Una tropa de poetas sodomizando salvajemente a una musa mirona y sociable.
Wachos presos asinados entre rejas. De este lado de las rejas hay otras condenas.
Un esqueleto fluorescente, candente y desnudo levantando pesas en un gimnasio lleno de ojetes bronceados que apestan a fritura.
Un grupo de teólogos jugando a la playstation, animistas contemplando el Free Jazz.
Conferencia entrajinada sobre psicología en un aula es interrumpida por una flatulencia arlequinesca seguida de un intento de suicidio evitado gracias a la magia del hechicero. Electroshock, injecciones en el orto, Clonazepan, psicoterapia, terapia ocupacional y un chupetín.
Cenas en un restaurante, aluvión de comentarios pseudoprogres acerca de la probreza, la sexualidad y la educación. Afuera del restaurant, la muerte que duele, la muerte pobre, la muerte bruta, la muerte burda y vulgar, la muerte estúpida y contagiosa, la muerte puta, la muerte sidosa, la muerte clandestina, la muerte no cool.
niños escuálidos desempleados escupieron hacia el cielo, y llevan días esperando el regreso de su flema. Mientras que en la vereda de en frente dos amigos cojean ensangrentados discutiendo sobre acontecimientos de una noche tumultuosa y agitada. Peleas de egos, rehenes de la peligrosa pasión megalomaníaca.
borracheras de acero y vómitos de fuego.
Fisuras y brechas en el Tiempo y Espacio a través de besos floripondeados, bicicletas psicosomáticas y relatos yuxtapuestos. Los discursos que cierran las puertas del paraíso. Largos ríos de humanidad escondidos debajo de un signo. La historia crea a los genios, los héroes, los mártires. Pero los hombres son desnudos y estupefactos. La incapacidad del Lenguaje para colonizarlo todo. Giramos en la eterna palma de lo infinito. ángeles con linterna pispeando tu vida. Nadie tiene tiempo de volver después de la muerte. Pobre prosa humana, esta roja de vergüenza.

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